La Bruja de Texcoco es Octavio Mendoza, un músico travestido que descubrió su feminidad en una noche chamánica y se plantó en el escenario asumiendo su identidad. La Bruja de Texcoco retoma lo clásico de los ritmos precolombinos y la estética del travestismo de culturas indígenas, su talento y sensibilidad la llevan más allá de la extravagancia folclórica. En el Cervantino interpretará canciones populares latinoamericanas compuestas por Ernesto Duarte y Violeta Parra, además de piezas de su autoría como Té de malvón y Suite aquelarre, dos elogiadas obras que se encuentran en su disco De brujas, peteneras y chachalacas.
La cultura del travestismo indígena:
La estética travesti que usa La Bruja viene de la cultura del tercer género, propio de algunas comunidades indígenas como los muxe de la región zapoteca de Oaxaca y los maringuía, purépechas de Michoacán.
Los muxe pertenecen a una tradición de la región de Itsmo en donde se considera un tercer género; el papel principal que deben tomar es el de cuidar del hogar mientras el hombre trabaja en el campo o en el mar y la mujer vende en el mercado. Aunque, actualmente están rompiendo con esa asignación de tareas, asumiento un rol más libre y autodeterminado.
La Bruja es física por el Instituto Politécnico Nacional, es intérprete y compositora de música folclórica mexicana y es maestra del DIF.
Té de Malvón, es una canción de La Bruja de Texcoco: un té de malvón sirve para aliviar el dolor de garganta. De acuerdo con las abuelas, el té ayuda también a decir las cosas que te causan dolor y así te libera.
“La Bruja de Texcoco es una joven de 30 años, alta, enorme, con el pelo larguísimo y negro, barba meticulosamente arreglada, viste de tehuana y se maquilla de manera ostentosa para las fotos de la entrevista con Newsweek México. Entre instrumentos de cuerda, arpas, violines, jaranas y fotos de María Félix, Octavio da vida a su proyecto de música. La Bruja de Texcoco rompe el paradigma del intérprete”.
- Antonio Cruz. Newsweek.
“De brujas, peteneras y chachalacas se desarrolla con una parsimonia notable (los temas no bajan de los seis minutos de duración); por momentos bella, por momentos oscura. No hay intentos de mostrar una novedad arbitraria o una puesta al día de tradiciones como las del son istmen?o o de ritmos menos conocidos como la foli?a portuguesa, sino un cuidado paciente de sus materiales que, paradójicamente, hace que aparezcan sorpresas y luces por todo el camino”.
- La Tempestad
“Y así, enchilado, el vendaval (La Bruja) se levanta y camina hacia el centro de la cantina, justo frente a una ilustración del artista Gabriel Macotela. Se acomoda el violín en el cuello, sonríe con picardía y entonces regresa la voz de entre las cavernas, del interior del bosque que la viera nacer a sus 24 años: Yo soy La Bruja de Texcoco y les voy a tocar una canción"
- Ollin Velasco. VICE.